"LA SALUD DE LAS DEMOCRACIAS"

Por Favio Calderón.

Si atendemos a las palabras de Ortega y Gasset: “La salud de las democracias”, cualquiera que sea su tipo y su grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral. Todo lo demás, es secundario.

De manera que, si el régimen de comicios es acertado, si se ajusta a la legalidad, todo marchara bien y la democracia se habrá cumplido a cabalidad; si no es así, aunque el resto de las cosas marche óptimamente, toda ira mal. 

El análisis del filósofo, viene al caso por las elecciones que se realizaran el 4 de junio próximo en el Estado de México y Coahuila, actos políticos de enorme importancia, que señalan la culminación de varias fases, desde los actos preparatorios, incluyendo debates que no fueron debates, estructuración de órganos electorales, órganos rectores, órganos secundarios o auxiliares, regionales y locales; actualización y depuración del padrón electoral; aleccionamiento de los distritos; reparto del material electoral en base a preceptos técnicos descritos en la ley; conformación de las mesas directivas de casillas, que además reciben el flujo de la información documental. Una segunda etapa es la jornada electoral consistente en la instalación de las casillas, el desarrollo de la votación, el escrutinio y cómputo del voto, la estructuración de los expedientes electorales por elección, la estructuración del paquete electoral y como acto jurídico, la clausura de las casillas.

Sin embargo, el “mísero detalle técnico” no termina después de los arduos trabajos electorales realizados por el INE. La fase siguiente es enviar los paquetes electorales a los órganos distritales para que las elecciones puedan llevarse a cabo, y es en esta fase precisamente, en donde se inician las etapas posteriores a la jornada electoral: la integración de resultados preliminares, los cómputos municipales, los distritales, el estatal, y los resultados finales, los cuales arrojaran los resultados de la calificación electoral y los recursos de queja que se hayan presentado ante los órganos electorales jurídica y legítimamente constituidos. 

En este complejo proceso electoral, los partidos políticos participantes son corresponsables de todos los actos que se realicen, y, además, todas las organizaciones participantes tienen voz y voto para manifestarse de acuerdo con las leyes y reglamentos electorales vigentes.

En consecuencia, resultaría extraño que después de conocer y presentarse resultados, se produjeran gritos de fraude electoral, de ilegalidad e ilegitimidad, de votaciones fraudulentas, cuando el uso de sistemas y tecnologías de alta gama hacen difícil alterar cualquier acto o fase en la integración de un proceso electoral regido por una estricta normatividad del Instituto Nacional electoral y la celosa presencia de representantes partidistas. 

De manera, que los deseos o aspiraciones personales no implican, de ninguna forma, el deseo o aspiración social de las mayorías.  Dicha reflexión, podría aplicarse en los procesos electorales que se llevaran a cabo el 4 de junio en el Estado de México y Coahuila.