EL PODER DEL SUFRAGIO

Por Favio Calderón

Cuando la estabilidad política de una nación se torna difícil, y en ocasiones incierta, el universo social se mueve en la incertidumbre, campean las olas de rumores y el desconcierto.

La descomposición social inicia un lento, pero inexorable avance que, si no se atiende y se resuelve a tiempo, sin duda, el problema escalara a niveles peligrosos acompañado de consecuencias lamentables.

En esta etapa crítica es cuando los intelectuales, los ideólogos, los artistas, los políticos, los medios y la ciudadanía, alertan sobre lo que está ocurriendo y lo que puede suceder para el presente y futuro del país.

En unos días más, por ejemplo, los votantes acudirán a las urnas para elegir a quienes serán gobernantes los próximos seis años. Elecciones en el Estado de México y Coahuila, que por su importancia política perfilaran las elecciones del 2024, cuando se elija al próximo gobernante del país.

De tal suerte, que de mantenerse las tendencias políticas actuales es probable que la elección del 2024 sea una de las más difíciles y reñidas del México contemporáneo, debido a que se enfrentaran varias y diversas fuerzas políticas, que, en alianza, aumentaran su fuerza electoral. Sin embargo, dependerá, así mismo, de las candidaturas que lleguen a elegirse y a definirse, sobre todo, cuando los tiempos actuales y gustos de los sufragistas demandan perfiles con empatía, capaces de entender y compartir los sentimientos, emociones y necesidades de los votantes.

En consecuencia, se hace necesario, por todo lo que ello implica, formular propuestas y acuerdos políticos que comprometan a los gobiernos de todo el país, a los partidos políticos, y a los candidatos, a que garanticen el respeto a las reglas de competencia, a la transparencia, apegadas a las leyes y a los procesos electorales para que brinden credibilidad y confianza al electorado.

De no ser así, las impugnaciones partidistas en contra de los instrumentos electorales amañados o tramposos caerán como tempestad en el Tribunal Electoral, y es ahí, en esa etapa precisamente, cuando otros jugadores cobran toda su fuerza: los medios de comunicación que influyen y penetran a fondo en el ánimo y en el voto del electorado.

Hay otros actores políticos que también participan en elecciones de estas dimensiones, me refiero a los fantasmas del fraude, al péndulo de la corrupción e inseguridad, signos que se usan en la batalla electoral para hacernos reflexionar o dudar sobre la veracidad y claridad de los comicios, y sobre el grado de dificultad de las luchas por el poder.

Las elecciones y lo que se gesta se vive en el país, está en voz de la gente, en las reuniones de familia, en las peluquerías, a bordo de los autobuses, en los taxis, en las universidades, en los debates políticos, en las conferencias, en los noticieros, en las mañaneras, en las discusiones, en todos lados; y que bueno que así sea, pues refleja que la sociedad tiene conciencia de la importancia de caminar los largos rumbos de la democracia para poder vivir en paz y en libertad.